Menos agua. El descenso del nivel de agua por la campaña de riego ayuda a que parte del llamado moco de roca quede en la superficie y muera
La reducción del caudal de la mayoría de los ríos leoneses, algo previsible en esta época del año, se ha convertido en el mejor aliado posible en la lucha de los agentes medioambientales y las administraciones públicas por detener la plaga del llamado popularmente moco de roca y técnicamente Didymosphenia Geminata. El ya cercano ecuador del verano hace que los ríos comiencen a bajar cada vez con menos agua,circunstancia ésta que se incrementa con una campaña de riego que, este año, ha comenzado antes de lo que venía siendo habitual. Al reducirse el caudal de los ríos, buena parte de este alga queda en la superficie, con lo cual termina muriendo antes de que se cumplan los previsiblemente seis meses de su ciclo vital, lo que contribuye decisivamente en el control de la plaga.
Así lo confirmaron ayer a este periódico fuentes de la Asociaciónde Agentes Medioambientales de León (Apafle), que desde hace casi tres meses luchan por evitar que el alga se extienda por todos los ríos de la provincia, ya que resulta extremadamente sencillo que se propague a través de los pescadores, las embarcaciones y, en ocasiones, hasta por parte de la propia fauna del río. El descenso del caudal de los ríos está ayudando a que muere parte de ese moco de roca, pero ni mucho menos estamos en disposición de bajar la guardia ya que se ha extendido hasta ahora a ocho ríos de la provincia de León y lo cierto es que puede hacerlo a muchos más, especialmente en una época como ésta en la que casi todos los ríos registran una intensa actividad y mucho movimiento de personas, y no hay que olvidar que es el ser humano el principal transmisor del alga, aseguraban ayer la Asociaciónde Agentes Medioambientales de León.
Fue a mediados de mayo cuando la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León y la Confederación Hidrográfica del Duero reconocieron la presencia de este algo. Entonces fue en un azud que se encuentra en la localidad de Cerecedo, unos pocos kilómetros al norte de Boñar. Desde ese punto y hasta el límite del coto de Cerezales del Condado, considerado por muchos pescadores como el mejor de la provincia, se prohibió completamente la pesca, y durante algunas semanas se habló de amplia la prohibición a otros tramos de los ríos Omaña, Torío, Curueño, Yuso, Orza, Esla y Bernesga que, a parte del Torío, son aquellos en los que, a parte del Porma, ya se ha detectado la presencia del mencionada alga asesina. Sin embargo, dada la fecha y la necesidad de muchos pueblos de explotar sus tramos de los ríos, la prohibición ha llegado.
La reducción del caudal ha sido la mejor noticia posible para aquellos que luchan contra la propagación del moco de roca, ya que no existe ninguna medida eficaz para luchar contra su propagación, a no ser la prevención. Y es que en los países donde ya se han llevado a cabo campañas en contra de este alga, la mayoría de ellos escandinavos, toda la acción de las autoridades medioambientales se centra en la prevención, puesto que todos los biólogos que trabajan en este campo están de acuerdo en que una vez que el alga ha invadido un río, la única solución posible es esperar a que muera por sí misma una vez cumpla su ciclo vital, que se calcula de aproximadamentede unos seis meses.